Campesinos asesinados en el corazón agrícola de Sudán mientras el hambre asola el país devastado por la guerra

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Las tropas de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) están arrasando el estado oriental de Gezira, saqueando y despoblando una aldea tras otra en el granero de Sudán, mientras más de la mitad de la población del país devastado por la guerra pasa hambre.

Mientras el hambre se cobra vidas a diario en la semidesértica región occidental de Darfur, controlada por la RSF, la fértil pero inculta tierra de Gezira, en el este, se ha empapado de la sangre de las y los campesinos, asesinados en una oleada de ataques de la RSF contra cientos de aldeas.

A falta de observadores de derechos humanos sobre el terreno, los Comités de Resistencia (CR) documentan estas atrocidades para exigir responsabilidades a la RSF por crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad ante tribunales internacionales.

A pesar de sus esfuerzos, la inmensa mayoría de los asesinatos quedan sin documentar. Gezira lleva un mes sin Internet ni telecomunicaciones. La limitada conexión a Internet disponible procede en su mayor parte de los satélites de Starlink. Pero la RSF los ha estado “monopolizando” confiscando los satélites a los civiles, según han denunciado los CR.

Además, han denunciado que la RSF está utilizando a la población asediada por su ocupación, que está desesperada por ponerse en contacto para pedir ayuda, como consumidores cautivos a los que alquila el Internet que ha monopolizado por media hora a precios exorbitantes. Al no poder pagar esos precios, la inmensa mayoría de la población de Gezira está incomunicada.

Aunque se restablezca Internet, la conectividad seguirá siendo limitada, porque varias aldeas remotas de este estado ni siquiera tienen línea telefónica, dijo Jamal (nombre ficticio), portavoz de la CR en la ciudad de Hasahisa. “Se desconoce el destino de 4 millones de ciudadanos de Gezira”, declaró a Peoples Dispatch, añadiendo que “más de la mitad de ellos han huido del estado y los restantes están completamente fuera de cualquier cobertura de red”.

Sólo en los alrededores de Hasahisa, “hay más de 2.000 pueblos, cada uno con una población de no menos de mil habitantes”, explicó. Su CR ha podido establecer contacto con menos de un centenar de ellas. Pero la RSF ha atacado y despoblado varios centenares de pueblos al sur y al oeste de Hasahisa, especialmente en la zona de Tabat, añadió Jamal.

Los cientos de miles de desplazados de esta zona huyen hacia el sur, a la ciudad de Al Managil, con la esperanza de escapar desde allí al vecino Estado de Sennar, donde las RSF ya han iniciado incursiones. Managil es la única ciudad de Gezira que las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) aún conservan, tras abandonar el resto del estado a los invasores RSF en diciembre.

“Más de mil muertos”

Todos los pueblos situados a lo largo de la ruta de unos 100 km que va de Hasahisa a Managil, y los situados a lo largo de otra ruta de 120 km desde allí a Sennar, han sido atacados por la RSF, dijo Jamal. También confirmó que hay “muchos casos de violaciones”, pero debido al estigma social contra las víctimas y sus familias en la sociedad conservadora, los casos no se denuncian.

Incluso cuando las y los aldeanos entregaron todos sus cereales, vehículos, oro y cualquier objeto de valor que exigiera la RSF, no se libraron de la violencia, ejercida sistemáticamente “para aterrorizar a la población” y obligarla a abandonar sus campos y aldeas, y huir de Gezira, afirmó Jamal.

Tras saquear la aldea de Al-Zubairat, en la zona de Tabat, la RSF también quería que los aldeanos se desprendieran de 20 jóvenes a los que quería reclutar. Ante la negativa de los aldeanos, la RSF envió más tropas para ocupar la aldea a finales de febrero. Desde entonces, el CR Hasahisa no ha podido ponerse en contacto con nadie en este pueblo.

Dos días después, cuando la RSF invadió otra aldea de Tabat, llamada Um Busha, el 25 de febrero, los jóvenes se resistieron, negándose a dejar que las tropas entraran en sus casas, donde se refugiaban las mujeres y los niños, dijo Jamal. Los miembros de la RSF se marcharon, pero sólo para regresar con armamento pesado en varios vehículos y asedia la aldera, rodeándola.

Lo que ocurrió entonces en la aldea aun no se sabe, incluso dos semanas después. Los Hasahisa RC perdieron el contacto con sus camaradas de Um Busha, presumiblemente después de que la RSF incautara los dispositivos Starlink que pudieran haberse instalado en la aldea.

En tales circunstancias, no ha sido posible documentar sistemáticamente el número de muertes en este estado. Pero Jamal está seguro de que han muerto más de mil personas desde la invasión de las RSF a mediados de diciembre. “La mayoría de ellas eran miembros de los comités de emergencia de seguridad” que las CR habían creado en Gezira inmediatamente después de la invasión, dijo.

Habían conseguido defender sus aldeas de las bandas criminales que habían empezado a merodear por el campo, aprovechando la anarquía dejada tras los enfrentamientos entre las dos fuerzas de seguridad del país.

Sin embargo, desde entonces se han enfrentado a tropas de la RSF fuertemente armadas que merodean por Gezira. Armados únicamente con azadas, hoces y palas —y algún rifle ocasional en algunas casas—, han caído en masa intentando defender sus aldeas, explicó Jamal.

La RSF, añadió Jamal, también ha saqueado todos los centros sanitarios y farmacias de los pueblos que ha atacado, robando medicinas, equipos y ambulancias, mientras el cólera, el dengue, la malaria y el sarampión acechan a la población ya debilitada por el hambre.

El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) ha denunciado “niveles alarmantes de emaciación infantil” en este Estado, que solía producir más de la mitad de todo el trigo cultivado en Sudán. Jamal recordó que los agricultores que lo cultivaban ya estaban sumidos en una grave crisis agraria desde que “se eliminaron todas las subvenciones” en 2021 como parte de las “despiadadas políticas de libre mercado” del gobierno de transición en el que los partidos de derecha habían compartido el poder con la junta militar.

Ese mismo año, las fuerzas civiles fueron expulsadas del gobierno con un golpe de Estado mediante el cual la junta militar consolidó todo el poder. Pero la rivalidad latente en el seno de la junta militar entre las SAF y las RSF desembocó en la guerra que se libra desde abril de 2023.

“Con el estallido de esta guerra, las semillas, los fertilizantes y los pesticidas empezaron a escasear. Sus precios se dispararon”, explica Jamal. “La mayoría de las fábricas y almacenes de las empresas agrícolas están en la región capital de Jartum. Debido a la guerra activa allí, los insumos agrícolas no podían llegar a los agricultores de Gezira”. En cambio, lo que llegaba de Jartum a Gezira eran los millones de civiles desplazados, hasta mediados de diciembre, cuando la RSF invadió el estado desde el norte tras hacerse con el control de la mayor parte de Jartum.

La agricultura se ha paralizado

Esta invasión paralizó el casi centenario programa de Gezira, uno de los mayores proyectos de irrigación del mundo que canaliza el agua del Nilo hacia los campos, convirtiendo a Gezira en el estado más productivo de Sudán desde el punto de vista agrícola. El gobernador de este programa, Omar Marzouk, declaró en enero que “los coches y la maquinaria del proyecto han sido saqueados y los trabajadores de todos los departamentos no pueden llegar a su trabajo”.

Jamal añadió que “la mayoría de los propios agricultores se han visto obligados a abandonar sus aldeas, mientras que quienes se quedan no pueden seguir cultivando con seguridad debido a los ataques que sufren por parte de la RSF durante sus incursiones para saquear las cosechas”. En muchos pueblos, los cultivos maduros para la cosecha fueron sacrificados, ya que los agricultores tuvieron que inundar los canales de riego para bloquear a los vehículos de la RSF.

La RSF también ha saqueado los almacenes del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU en la capital de Gezira, Wad Madani, haciéndose con reservas de alimentos que podrían haber alimentado a 1,5 millones de personas hambrientas durante esta crisis.

“El hambre y la malnutrición agudas tendrán un impacto generacional duradero en la salud de la población”, ha advertido la OMS. “También aumentan el riesgo de que los grupos vulnerables sufran complicaciones médicas y mueran a causa de brotes de enfermedades como el cólera y el sarampión”.

Muchos enfermos crónicos —entre ellos mujeres, niños y ancianos— han sido retenidos por la RSF junto con otros miles de personas en las escuelas y casas que ha convertido en campos de concentración en las aldeas del distrito de Abu Quta, declaró Mazen Balloula, miembro de la RSF, al ser liberado recientemente tras 17 días de encarcelamiento. Muchos familiares de las personas capturadas han estado vagando desesperadamente de un campo de concentración a otro, preguntando por sus seres queridos, sólo para que la RSF les diga que han sido asesinados, añadió Balloula.

“El récord de vergüenza de SAF”

Mientras tanto, las Fuerzas Armadas del Sudán no sólo no han hecho ningún intento de defender Gezira, sino que han aumentado el número de víctimas con varios ataques aéreos indiscriminados contra posiciones de las RSF, sin ninguna consideración por las vidas de la población civil a la que tienen sitiada.

Las tropas de las SAF se han negado a salir de su base militar de Managil para defender a la población, “alegando que están esperando órdenes”, ha manifestado el CR Hasahisa en un comunicado. Predice que las tropas acabarán recibiendo “órdenes de una nueva retirada, que se sumará al historial de vergüenza de las SAF”.

En una declaración conjunta de la semana pasada, las CR pidieron a los soldados de las SAF, especialmente a los procedentes de Gezira, que hicieran caso omiso de la dirección del ejército y vinieran a liberar a la población bajo la ocupación de las RSF. También recordaron a los soldados que, al fin y al cabo, fue la cúpula de las SAF la que creó las RSF en 2013 uniendo a las milicias que había engendrado una década antes en Darfur para cometer atrocidades durante la guerra civil en la región.

Cuando las masivas protestas prodemocráticas forzaron la destitución del exdictador Omar al Bashir en 2019, sus hombres de confianza, el jefe de las SAF, Abdel Fattah al Burhan, y el jefe de las RSF, Mohamad Hamdan Dagalo, alias Hemeti, se unieron para formar la junta militar.

Con Burhan como presidente y Hemeti como adjunto, las SAF y las RSF, los dos componentes de la junta militar, llevan desde entonces desatando juntos la violencia contra el movimiento prodemocrático para proteger la dictadura militar.

Sin embargo, con una red de más de 5.000 CR en todo Sudán al frente, el movimiento se hizo más grande y más militante, especialmente tras el golpe de 2021, cuando el poco poder que se repartió con los partidos políticos de derechas durante dos años también fue usurpado de nuevo por la junta.

Liderados por las CR, cientos de miles de ciudadanos salieron a las calles de todo el país para protestar contra el gobierno militar de las SAF y las RSF, hasta que ambas fuerzas entraron en guerra entre sí en abril de 2023.

Desde entonces, tanto las SAF como las RSF se han enfrentado entre sí y han reprimido por separado a los CR en las zonas que controlan, deteniendo, torturando y matando a sus miembros. Sin embargo, al frente de los esfuerzos de socorro y rescate, los CR han seguido siendo un salvavidas para los civiles que sufren esta guerra desde hace 11 meses.

Source: peoplesdispatch.org

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